Rojeces
Sea cual sea vuestro tipo de piel, algunos factores pueden derivar o favorecer la sensibilidad excesiva: su piel reacciona con fuerza y, casi siempre, cuando no quiere que se manifieste...

Rojeces del rostro
Rojeces intermitentes: Flushing
El término “flushing” se refiere al enrojecimiento exacerbado del rostro. De repente, las mejillas, la frente, y todo el rostro adquieren un color rojo escarlata y después de unos minutos, todo vuelve a la normalidad.
-Hay que tener en cuenta que, en raras ocasiones, esta vasodilatación aguda del rostro puede ser la revelación de una enfermedad general. En tales casos, el flushing va acompañado por otros signos como ritmo cardiaco acelerado y trastornos digestivos.
-El flushing también puede ser el efecto secundario del consumo de ciertos medicamentos y además, una de las molestias de la menopausia. Sin embargo, es normal es que el flushing sea una reacción benigna y exagerada de la piel, provocada por ciertas situaciones como puede ser un exámen para un estudiante, una entrevista de trabajo, una conversación o un conflicto emocional.
-Los flushing también aparecen debido a cambios de temperatura, que requieren la circulación del rostro. Pueden aparecer al comer demasiado rápido, o cuando se consumen bebidas alcohólicas o determinados condimentos.
Rojeces permanentes: Eritrosis
Durante un flushing, se dilatan los vasos del rostro rápidamente y a continuación, vuelven a la normalidad. Sin embargo, a largo plazo, el enrojecimiento se vuelve permanente, sobre todo en las mejillas. A esta rojez permanente se le denomina eritrosis o eritema permanente.
Vasos dilatados: Cuperosis
Sobre este fondo de eritrosis, algunos vasos se dilatan más que otros, e incluso llegan a verse a simple vista. Estos pequeños vasos rojos (telangiectasias) forman la cuperosis.
La rosácea antes era conocida como el acné rosácea, debido a que en el fondo de la eritrocuperosis aparecen unas pústulas parecidas a las del acné vulgar. A veces, la rosácea conlleva una hipertrofia de las glándulas sebáceas, especialmente en la nariz. Es lo que se conoce como el rinofima.
En la práctica, podemos distinguir claramente dos situaciones:
• El enrojecimiento simple, flushing o eritrocuperosis incipiente.
• Situaciones como la rosácea, que requieren la consulta de un especialista.
En cualquier caso, debe utilizarse una higiene adaptada y evitar todo lo que pueda estimular la reactividad vascular de la piel, proteger la misma del sol y de las agresiones del clima y, por supuesto, aplicarle diariamente los Cuidados Anti-rojeces, diseñados para normalizar normalizar la microcirculación cutánea.
Los cuidados
Luego, según el caso, recurre a:
Cuidados dermo-cosméticos con activos que trabajen la dilatación de los vasos sanquíneos del rostro, como el ruscus, por ejemplo, de origen vegetal. En todos los casos, es necesario el uso prolongado para obtener un resultado satisfactorio
Antibióticos por vía oral (las tetraciclinas son las más utilizadas)
Tratamientos locales, a menudo metronidazol
Electrocoagulaciones que permiten coagular los vasos dilatados
Más recientemente láseres vasculares, que permiten acciones más profundas y reducen los riesgos de cicatrices